Liberté. Decidiendo el rumbo de la Francia Revolucionaria.
El sábado pasado hubo tarde-noche de juegos de mesa en casa de Leo y Cris. Hacía poco que me había comprado en oferta el Liberté y tenía ganas de probarlo.
"En Liberté, los jugadores dan forma al panorama político de la Francia revolucionaria. Compiten en las elecciones provinciales para conseguir tener votos en el gobierno o en la oposición, que a su vez les darán puntos para conseguir la victoria. Liderar con éxito al ejército en las batallas o ganar elecciones en provincias clave también puede reportar puntos muy importantes. Normalmente ganará la partida el jugador con más puntos pero existen otras dos condiciones de muerte súbita que acabarán la partida inmediatamente dejando la puntuación acumulada hasta ese momento sin valor ninguno. Los Radicales pueden obtener una victoria arrolladora en las elecciones o los monárquicos pueden recuperar el país controlando las provincias más conflictivas. ¡Todo el mundo debe estar muy atento al fervor popular que puede cambiar, en un abrir y cerrar de ojos, el futuro de Francia!"
Así reza la descripción de este juego para entre 3 y 6 jugadores diseñado por Martin Wallace y publicado por Valley Games Inc. en 2001. De hecho, la versión que poseo es la segunda edición del mismo. El juego nos transporta a los momentos posteriores de la Revolución Francesa de 1789 y el camino que recorre el país desde la reunión de los Estados Generales hasta el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
La ilustración que decora la caja del juego no deja lugar a dudas sobre la temática del juego. En el interior nos encontramos el tablero de juego que representa Francia y sus regiones y provincias, dos mazos de cartas, el libro de reglas y las ayudas de juego en varios idiomas y una bolsa con fichas de madera de diversas formas y colores.
La ilustración que decora la caja del juego no deja lugar a dudas sobre la temática del juego. En el interior nos encontramos el tablero de juego que representa Francia y sus regiones y provincias, dos mazos de cartas, el libro de reglas y las ayudas de juego en varios idiomas y una bolsa con fichas de madera de diversas formas y colores.
El tablero es de cartón duro y resistente y el acabado es pulcro y de buena calidad. Además de las provincias donde los diversos partidos políticos competirán por hacerse con los votos de la ciudadanía, el tablero permite llevar la cuenta de los puntos de victoria obtenidos hasta el momento por los jugadores, los votos en las elecciones provinciales que se lleven a cabo, el partido en el gobierno y en la oposición y las batallas en las que se verá inmersa la Francia revolucionaria.
El libro de reglas y las ayudas de juego vienen en inglés, francés, español, italiano y alemán. Las reglas no son demasiado complicadas y la curva de aprendizaje es rápida. Es cierto que una primera lectura no te asegura saberte todos los recovecos del juego pero las dudas que van surgiendo se resuelven con facilidad acudiendo al reglamento. El primero de los cuatro turnos que se jugamos fue el más lento con diferencia pero una vez pasado ese umbral el juego va muy rodado y la diversión y la estrategia se incrementan exponencialmente. Hay que añadir que tras terminar la partida las sensaciones fueron muy buenas y el juego te deja con ganas de volver a echar otra partida.
A diferencia de otros juegos que recurren a fichas con formas más elaboradas o incluso figuras de diversos tamaños este juego hace un uso elegante de figuras geométricas simples. Los votos de los diversos partidos se indican con fichas cuadradas: azules para los moderadors, blancas para los monárquicos y rojas para los radicales. Los jugadores usan las fichas redondas del color correspondiente para indicar sus apoyos en cada provincia, la participación en las batallas o la presencia en el gobierno, así como en el marcador de puntos de victoria.
El otro elemento importante de la mecánica del juego son las cartas. En ellas están representadas personalidades claves de este momento histórico, sus afiliaciones políticas y su poder y area de influencia en las diversas regiones del país. Entre los personajes que podemos encontrar no faltan Marat, Robespierre, Lavoisier, el marques de Sade o Napoleón Bonaparte.
Además de individuos particulares el juego incluye también la presencia de otros grupos políticos como los Girondinos o los Jacobinos.
A lo largo de la partida el color de los gobiernos irá cambiando y con ello la tensión que se respire en las calles, llegando al punto en el que se desate el Terror y la guillotina decore las plazas de los pueblos. Estas cartas irán apareciendo durante el juego y provocarán cambios en la distribución de fuerza de los diversos partidos.
Al final de ciertos turnos la Revolución es puesta a prueba por los enemigos de la Nación y los partidarios del Antiguo Régimen en diversas batallas. Para poder salir victoriosos los jugadores deben controlar algunas de las cartas que representan a los generales de la época. Durante el periodo que cubre este juego se llevaron a cabo la batalla de Valmy (1792), la batalla de Fleurus (1794) y la batalla del puente de Alcole (1796). Las cartas de los protagonistas de dichas batallas pueden verse sobre estas líneas.
La mecánica de juego es sencilla. Durante cada uno de los cuatro turnos de juego los jugadores se alternan en rondas para jugar cartas de personalidades y repartir su influencia por las diversas provincias o preparar las tropas para la batalla o jugar cartas especiales para subvertir la presencia de adversarios políticos. Cuando uno de los montones de fichas de influencia política se agota el turno se acaba y tienen lugar las elecciones provinciales. De este modo el panorama político del país va cambiando a medida que pasan los turnos.
Adicionalmente al sistema de puntos de victoria que se van adquiriendo al ganar influencia política en las elecciones y controlando provincias clave o al salir victorioso en las batallas, el juego puede acabar súbitamente si los radicales arrasan en las elecciones o los monárquicos consiguen controlar ciertas provincias o las fuerzas revolucionarias son derrotadas en el campo de batalla. Así que es importante estar atento para que estas fuerzas no acumulen demasiado poder durante el juego.
Liberté es un juego tremendamente entretenido y muy agradable de jugar. Es muy bonito y las mecánicas de juego con las cartas funcionan muy bien y son muy divertidas de jugar. Me ha dejado muy buen sabor de boca, aunque hasta después de haber acabado la primera partida no se tiene una visión global del juego y sus mecánicas ni de la mejor estrategia para ganar. Sin embargo ha sido una buena compra y espero volver a jugarlo próximamente con más gente para ampliar la emoción y la jugabilidad.
Mi valoración final de Liberté es de 7,5/10.
Lord Aratan, Maestro Artillero.
Liberté es un juego tremendamente entretenido y muy agradable de jugar. Es muy bonito y las mecánicas de juego con las cartas funcionan muy bien y son muy divertidas de jugar. Me ha dejado muy buen sabor de boca, aunque hasta después de haber acabado la primera partida no se tiene una visión global del juego y sus mecánicas ni de la mejor estrategia para ganar. Sin embargo ha sido una buena compra y espero volver a jugarlo próximamente con más gente para ampliar la emoción y la jugabilidad.
Mi valoración final de Liberté es de 7,5/10.
Lord Aratan, Maestro Artillero.
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